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México en su laberinto de soledad

Hace casi ya 20 años que murió Octavio Paz y esta es una buena semana para volver a leer el Laberinto de la Soledad, quizás porque poco a poco olvidamos lo que somos y de dónde venimos. Y olvidamos mucho de lo que nos deja este libro de ensayos acerca de cómo somos los mexicanos en tiempos modernos, posteriores a los de Samuel Ramos. Es importante recordar las palabras de Octavio Paz porque dijo algo que es tan actual como lo fue en su tiempo: el mexicano es un compendio de máscaras que hasta nos facilitan burlarnos de la muerte así como nos obligan a luchar día con día para ser mejores. 

Las máscaras que nos ponemos al salir de casa o al llegar a ella nos facilitan la tarea de vivir en un México conflictivo, con salarios malos, con políticos peores y tráfico a cada hora. Son las máscaras las que también ponemos a aquello que nos rodea, convirtiéndolo en un temor perenne de terminar siendo un Don Nadie, el cual nos obliga a luchar para escalar puestos laborales a pesar de vivir con una insatisfacción continua hasta conquistar la cima del trabajo. Es también una máscara la que nos ponemos para soportar la inseguridad, la violencia, los trabajos poco dignos y las incomodidades diarias porque en caso contrario, nuestra cara mostraría otras cosas mucho menos alentadoras. Y son las máscaras las que nos hacen también buscar identidades en nuestra cultura o en culturas lejanas con las cuales sentirnos al mismo tiempo individuales pero acompañados.

Esta semana es una buena semana para releer El laberinto de la soledad, ya lejos de la secundaria, donde fue obligatoria, y aprender de él para saber quiénes somos, por qué somos como somos y cómo poder mejorar. Vivimos en tiempos donde el peso del imperio francés no está tan presente o en donde ya no se tiran tomates a la estatua de Cristobal Colón pero seguimos viviendo tiempos en donde buscamos respuestas afuera de nuestra cultura para poder ser diferentes dentro de la nuestra. Quizás el internet, las series, Tinder y Spotify nos han hecho olvidar cosas de nuestra cultura como la catrina, el pozole, la Virgen de Guadalupe, la tanda, las tardes de dominó, las canicas, etc. Esta es una buena semana para recordar todo esto anticipando la próxima llegada de uno de los días más importantes de nuestra cultura: el día de los muertos en pocas semanas.