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Desde Un día Maravilloso, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré observando una de las situaciones más raras que pude haber imaginado: un duelo de jirafas. Cierto es que en muchos grupos de mamíferos los jóvenes buscan desplazar a los viejos. El lugar del macho alfa es fundamental en todo grupo organizado de animales. Ocupar dicho lugar va desde ser el más rápido, el más fuerte, el más fecundo hasta ser el más diestro en la caza y la confrontación física.

 

No sólo los hábitos de los mamíferos en la tierra son particulares, prácticamente la vida en este planeta es la suma agregada de improbabilidades, azar, luz solar y el clásico CHONP –inseparable amigo de los químicos. Ver como la vida se ha extendido desde los lugares más paradisiacos cercanos al ecuador hasta los lugares más agrestes como los casquetes polares me hace pensar que la vida es una especie de caminante infatigable a veces ruidoso en sus pasos, otras veces silencioso en su desliz. Un caminante que si bien a veces parece vertiginosamente rápido, otras veces puede parecer incluso estático; en un día puede generar millones de ninfas de insecto listas para “nacer”, o bien puede tardar dos años en crear un solo elefante. Los ritmos y pasos de nuestro caminante son parte de su encanto, de su misterio.

 

Finalmente, es difícil ser consciente del gran daño que le hacemos a la vida en este planeta con acciones tan comunes como usar popotes, consumir y tirar plástico -que eventualmente llega al mar-, uso excesivo del auto, usar agua en exceso para regar el piso, digo el patio y demás actividades que tenemos tan dentro de nosotros que no las vemos equivocadas. El respeto a la vida implica ver con nuevos ojos el milagro diario y común –que no por eso menos magnifico- que cada día en nuestro planeta implica… por cierto, si quieren saber cómo se desarrolla un duelo de jirafa les recomiendo ir a su cine más cercano y buscar “Tierra: un día maravilloso” y maravillarse con algunos de los mejores tramos que nuestro caminante favorito -la vida- ha recorrido para dejar huella no sólo en nuestro planeta sino en nuestros corazones.

 

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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