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Desde el 2021, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré despidiendo el 2020 en buena compañía. El fin de año no se trata solamente de festejar, es más una reflexión, un agradecimiento por lo que fue y por lo que vendrá, sea bueno o doloroso; así me lo enseñaron mi abuelo y luego mi madre. En vida, cada año mi abuelo iba a la basílica de San José, en el Centro Histórico, a pedir por los que amaba, a pedir que no faltará el trabajo y a agradecer por un año más de vida. Así lo hizo desde que rondaba los treinta años de edad hasta el último año de su vida, año en que mi hermano Orlando y yo lo llevamos en silla de ruedas a cumplir con su cita anual.

 

Ya como adulto cada año entiendo un poco más de las preocupaciones, de los miedos, pero también de la fe que mi abuelo ocultaba detrás de su adusto rostro. El tiempo no se resiste a hacerse presente y ahora, cada vez que visito la ya mencionada basílica veo paredes y techos cuarteados, humedad en los rincones y el desgaste exagerado de algunas imágenes, incluso han clausurado la entrada principal por el peligro de que el techo se caiga. Sin embargo, gusto de ir la basílica de San José y meditar debajo de esas imágenes mudas que tan bien supieron guardar las preocupaciones de mi abuelo y consolarlo en su soledad.

 

Este fin de año fue diferente, es obvio decirlo, y pese a las restricciones, al miedo, a la incertidumbre pude encontrar un espacio, una pausa que me llevó a recorrer 1,000 kilómetros de camino en buena compañía, que me llevó al Golfo de México a revivir las risas que por años creí perdidas, olvidadas. No estoy cierto de lo que vendrá. Como cada nuevo año y quizás ahora más que nunca hay varios indicios para ver en el futuro escenarios no deseados en donde la salud está en riesgo, en donde los seres queridos peligran frente a un virus implacable y en donde tener un trabajo estable es más que una bendición. Pero, si bien ante mis ojos se gesta dicho escenario, en mis oídos resuena una clara y familiar voz que cariñosamente me dice “Ten fe hijo, ten fe”. Así lo haré abuelo.

 

Feliz 2021

 

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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