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Desde la Calle Norton, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré repasando las hojas de tres viejos conocidos. Hay textos que nos remueven vivencias y cuya re-lectura después de un largo tiempo de no abrirlos se asemeja al reencuentro de un viejo amigo. Por azares de mi librero, me encontré con tres textos amenos y que se volvieron referentes obligados al hablar de investigación social. Más allá de hablar de la propuesta etnográfica o de los aportes académicos de cada uno de ellos me interesa dedicar un poco de atención a los autores, a sus vivencias y quejas cuando intentaron acercarse a ese raro animal llamado sociedad.

 

El primer texto que con gusto volví a hojear es el inmortal “La Sociedad de las Esquinas” de William Foote Whyte, posteriormente conocido entre sus informantes como Billy. En un inicio, Billy quiso entender cómo era la vida en un barrio bajo habitado por inmigrantes italianos, desde el principio del texto Billy declara que no tenía idea de cómo ingresar al mundo de las personas que vivían en “Cornerville” Estados Unidos. Lo imagino caminando entre las calles, moviéndose de un lado a otro del sitio y no lograr establecer una conexión duradera con alguna persona local. Tras varios intentos infructuosos que incluyeron hacer entrevistas a partir de una agencia inmobiliaria y así poder entrar a las casas de los residentes de Cornerville, Billy se desespera al grado de ir a un bar nocturno de la zona y sentarse en una mesa donde había dos mujeres y un hombre –todos desconocidos. El resultado, estar a un pelo de rana calva de ser golpeado por el hombre en compañía de las damas.

 

Billy es la encarnación más concreta que he leído sobre el novel investigador social, aquel que desea ingresar al campo pero tiene una barrera invisible que lo separan de sus personas y actores clave. El investigador novato que no logra franquear ese límite aparentemente imaginario pero real en los hechos. La salvación para Billy fue la casa de servicios sociales, imagino que era algo así como una Casa de cultura en su equivalente estadounidense, en dicho sitio después de hablar con quienes ahí trabajan Billy tuvo noticia de un tal Doc, un líder local que conocía a todo el mundo y a quién todo el mundo conocía. A partir de una conversación Billy logra que Doc le abra la puerta al mundo de Cornerville. Gracias a Doc Billy conoce a los chicos de la calle Norton, una especia de pandilla de jóvenes que se autodenominan raqueteers y que no necesariamente siempre siguen los códigos morales -o legales- de Cornerville. Billy se muda a vivir arriba de una pizzería en Cornerville con una familia italiana; adquiere sus maneras e incluso aprende a hablar un poco de italiano. La transición de un joven investigador perplejo ante un mundo inaccesible se hace evidente conforme avanzan las páginas del libro y al final tenemos a un cuasi-nativo de la calle Norton apodado Billy. Se puede palpar el momento en que nace el investigador y muere el estudiante.

 

La conclusión del texto no es el final de una clásica investigación social, William Foote que ya no Billy, narra cómo la población local y aquellos que fueron sus informantes le hacen una fiesta de despedida al término de su investigación en Cornerville. En ese punto es donde distingo al investigador del ser humano con todo y los lazos que creó para con sus informantes, muy al estilo de Annick Prieur en su Casa de la Mema…pero esa historia tendrá lugar la próxima semana.

 

“La forma de cambiar las cosas que no están bien, es escribiendo sobre ellas”

-Doc

 

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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