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Desde la Cuarentena 10ª parte, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré al igual que millones de personas en todo el mundo en cuarentena. Recientemente las autoridades han declarado que debido a que la Zona Metropolitana del Valle de México es uno de los focos más graves de la actual crisis sanitaria, las medidas se extienden hasta el 15 de junio. Las mismas autoridades dicen que se “regresará” a la normalidad hasta, probablemente agosto. Por otra parte, según el gobierno federal la cuarentena –o el eufemismo que se desee usar- terminará el 1° de junio. De hecho el pasado 18 de mayo de levantó la cuarentena en los llamados “municipios de la esperanza” que pese al desafortunado nombre son aquellos municipios libres de casos de Covid19. Hay que mencionar que varios de dichos municipios han declarado que prefieren seguir guardando las indicaciones sanitarias pese a lo dicho por el gobierno federal.

 

Las estampas que la actual contingencia ha dejado no son menores, aquí un muy breve recuento: El gobernador que en un inicio dijo que sólo los ricos se enfermaban de Covid19 por lo que los pobres –incluyéndose él mismo- eran inmunes, hace uno días declaró que por el fuerte impacto del Covid19 en el estado de Puebla se da por terminado el ciclo escolar y remata declarando que todos los niños pasaron de año, nadie reprobó. Así sin más sólo porque él lo dice. Y ya que hablamos de educación, tenemos al titular de la Secretaría de Educación Pública que hace unas semanas heroicamente declaraba que el 1° de junio TODOS los niños regresarían a clases, y que hoy –afortunadamente- declara que las clases reiniciarán cuando el contexto sea totalmente seguro para los niños.

 

La crisis también ha tenido dramatismo al estilo de Mollière: Uno de los líderes que el pasado 30 de marzo amenazó con quemar un hospital de Axochiapan, Morelos bajo el argumento de que no quería que ese hospital atendiera enfermos de Covid19 porque ponían en riesgo a su comunidad murió esta semana, precisamente de Covid19. Los medios declaran que ahora sus propios familiares están preocupados ante la posibilidad de haber sido contagiados por dicho sujeto. Ni el gran Mollière hubiera imaginado un argumento tan brillante. 

 

Me impresiona cómo la crisis ha desnudado la falta de sentido común de distintos actores en varios escenarios. Me causa morbo ver las mil y un formas que tiene el animal racional llamado ser humano de cavar su propia tumba cada que apaga su lógica y raciocinio. Me causa un gran respeto incluso miedo la implacable selección natural que arrasa con quienes la enfermedad, el miedo y la sinrazón torna en presas fáciles, como un pequeño cordero que cae en las fauces de un lobo. Siento una opresión en el pecho cuando veo que la imagen de personas formadas en una fila para recibir gratuitamente un plato de comida se repite exactamente tanto en Nueva York, cómo en Sudamérica y en la Zona Rosa. Y cada que caigo en alguno de estos pensamientos la pregunta final es siempre la misma ¿Cómo sociedad aprenderemos algo tras todo el dolor y las pérdidas que dejó la pandemia? A veces lo dudo.

 

Escrito por Erick Aguilar

 

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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