Al tiempo de caminar por la vida, me encontré, al igual que millones de personas en el planeta, entrando a la llamada fase de aislamiento social o cuarentena. Ante la más reciente epidemia global varios focos de alarma se prenden con distintas intensidades en todo el mundo. Si bien del otro lado del Atlántico y del Pacífico las acciones de contención de la enfermedad van desde realización excesiva de pruebas médicas a la población, el seguimiento de individuos que tuvieron contacto con algún portador y el ya mencionado aislamiento social, parece que en nuestro país la prioridad –durante varias semanas- fue actuar con normalidad incluso negación. Primera llamada.
En mi tránsito diario he visto cómo se multiplican los cubrebocas –pocas veces adecuadamente colocados- en los ríos de gente que atraviesan esta ciudad. A pesar de las dos epidemias por las que ha atravesado el país en los últimos 100 años parece que aún somos novatos al momento de enfrentar una emergencia sanitaria de gran escala. La gripe española, el AH1N1 y más lejanamente el Hueycocoliztli fueron momentos límite que debieron habernos enseñado mucho y que tristemente preferimos dejar en el olvido colectivo. Segunda llamada.
En el teatro de la vida, la obra por venir se pinta singular por no decir complicada. Me explico: hay un primer actor llamado gobierno que ha cambiado su prioridad de “rifar” un avión presidencial por la de asegurarse que la población use gel antibacterial en sus manos; este mismo gobierno extiende recomendaciones en materia de salud que ni el mismo ejecutivo federal sigue.
Como mancuerna de ese personaje hay una población que bien a bien no distingue la diferencia entre virus y bacteria pero que lucha por conseguir cubrebocas y gel antibacterial como si fueran la panacea contra el actual virus. Dicha población está conminada a pasar 30 días guardada en su casa recibiendo y atendiendo las indicaciones que el primer actor –el gobierno– emita. Agrego un detalle, el personaje de la población no se distingue por ser el más obediente siquiera lógico en su actuar, mientras que el personaje del gobierno tiene la característica de ser afín a la imposición y a la ocurrencia. La presente mancuerna de actores tiene como telón de fondo una economía en picada que en menos de una semana pasó de cambiar 1USD por 20 MXN a 1 USD por 24MXN y un entorno global que está, desde hace semanas, en emergencia sanitaria.
… Tercera llamada…Comenzamos.
Escrito por Erick Aguilar
Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido
