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Desde la Cuarentena 7ª parte, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré al igual que millones de personas en todo el mundo en cuarentena. En plena contingencia y aislamiento físico, que no social, las plataformas para realizar videollamadas se han vuelto una herramienta imprescindible para miles, quizá millones de personas.

 

Recuerdo que la primera vez que me comuniqué a través del internet en tiempo real fue por medio de uno de estos chats en dónde los mensajes se iban deslizando hacia arriba conforme iban llegando. Posteriormente llegó un chat que incluía una interfase animada, donde se podía elegir un personaje y a manera de tira cómica se veían globos de ideas en los diálogos en vez de la tan frecuente lista de mensajes; El Foco se llamaba. El salto cualitativo vino con la mensajería instantánea. El llamado ICQ, aquella florecita con particular timbre fue un hito de la comunicación en tiempo real, algo que para aquellos jóvenes que no teníamos celular era casi milagroso. Sólo bastaba un número de usuario y literal, estábamos conectado tan pronto entrabamos al ciberespacio. Al ICQ le siguieron los distintos messengers ofertados por las principales plataformas de correo electrónico de ese entonces. Hasta ahí la comunicación seguía siendo meramente escrita con uno que otro efecto de audio que ponía humor a los párrafos.

 

Poco a poco las webcams –y por ende las videollamadas- empezaron a incursionar en las ya mencionadas plataformas, sin embargo, me parece que no eran tan populares debido a la lentitud y la gran cantidad de megas que ocupaban lo que provocaba una conexión lenta -hay que recordar que la banda ancha es relativamente reciente en nuestro país. A la larga, con la incursión de las redes sociales, la sustitución masiva de PC’s de escritorio por laptops y la evolución de los smartphones las videollamadas se volvieron un recurso común, cercano y nada complicado para los tecnofóbicos. Hoy por hoy veo gente de la tercera edad usar con plena naturalidad lo que hace unos años se les presentaba ininteligible.

 

En el actual escenario, el recurso de las videoconferencias ha sido muy importante para seguir con la vida previa a la contingencia sanitaria. Si bien el distanciamiento físico de la cuarentena es importante, el distanciamiento social debe buscarse llevar al mínimo. Es así como la videollamada con fines laborales, familiares y amistosos adquiere un importante papel para recordarnos nuestros lazos sociales y salvarnos del demonio de la anomia. Nunca como ahora había usado tan cotidiana y frecuentemente la cámara de mi laptop, ni puesto tanta atención en la pared de fondo o iluminación para ser visto adecuadamente. Y bueno, nunca como hasta ahora había visto bloopers tan jocosos sobre videollamadas que salen mal…pero esa es otra historia.

 

 

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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