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Desde la puerta, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré con un viejo y literario amigo. Hace algunos días estaba espulgando un librero y me encontré hojeando un viejo conocido, un libro llamado Mitología Fantástica para Niños. Aún recuerdo cuando mi abuelo me compró mi primer ejemplar a la venta en la recepción de un restaurante cualquiera. A los 8 años fue mi primer acercamiento literario con el mundo griego.  Casi un cuarto de siglo después, caminando en el pasillo de librerías entre metro Zócalo y metro Pino Suarez volví a encontrarme con dicho título. La misma portada, los mismos relieves, inmediatamente lo compré y se lo di a resguardo a mi puberta de confianza, con la esperanza de que descubriera en sus hojas aquello que de niño descubrí y que no ha dejado de asombrarme por más que pasa el tiempo: la cultura griega.

 

Recuero en particular un relato, el referente a Tique y Nemesis. Tique como la personificación de la fortuna y Némesis como la personificación de una especie de consecuencia justa de nuestros actos. Hoy hago un ocioso ejercicio y encuentro a Tique como aquellas circunstancias meramente contextuales sin origen “racional” –como la totalmente e inesperada aparición de una enfermedad- y encuentro a Nemesis como el resultado directo de nuestras (ir)responsables acciones.

 

Ante las cifras oficiales que muestran a México próximo al medio millón de casos confirmados, con más de 50 mil decesos a consecuencia del Covid19 me parece que las autoridades responsables de tales números nunca entendieron que sus omisiones tendrían consecuencias funestas para todos y cada uno de los mexicanos. Nemesis se hace cada vez más presente.

 

Recientemente salió a la luz la noticia de una vacuna proveniente de Rusia, el sentido común y mi natural escepticismo me llevan a pensar que hasta que el gobierno ruso no permita el acceso de la comunidad científica internacional a sus datos de investigación tal vacuna es un producto milagro muy al estilo del “aceite de caguama” o la “pomada de tepezcohuite” que se venden en los tianguis de las calles. Si algo nos ha enseñado la ciencia de los últimos 200 años es que si se quiere hacer seria y cabalmente este es un proceso lento, donde la lógica de llegar primero no necesariamente tiene lugar. Al tiempo.

 

Hoy como siempre, Tique y Nemesis van de la mano. Sin embargo, está en nosotros decidir de qué forma nos preparamos para recibir a la primera que llegue a tocar nuestra puerta.

 

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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