
Seguido en los comentarios de noticias, veo comentarios de odio generando una gran división en medio de una crisis de salud, económica y alimentaria. Irónicamente, es ahora cuando necesitamos estar más unidos como mexicanos, generando nuestras propias propuestas y buscando la responsabilidad de nuestro gobierno, no necesariamente atacándolo, aunque sí cuestionándolo (todo equilibrio necesita un contrapeso).
Aun cuando cada país se hace cargo de sus propios avances y luchas, me pregunto si el mexicano finalmente actuará ante el descontento social, es impresionante cómo es que hemos aguantado tanto. Cuesta creer la falta de respuesta ante la injusticia, la burocracia o el abuso de las leyes. Tal vez exigirían más en un restaurant en donde definitivamente reclamarían si les diesen comida en mal estado, la cual pagaron con gran esfuerzo (imaginen algo así como un 16% de sus ingresos). Ahora pues, pensemos que las leyes públicas afectan mucho más nuestra calidad de vida: nuestra salud, nuestra seguridad básica, nuestra vivienda, etc.
El descontento llegó a tal punto, que un gran porcentaje de mexicanos votó por un solo candidato. Lo que sí me cuestiono, es dónde estará ese seguimiento, si ese hartazgo los hará más exigentes o más pacientes ante un escenario con millones de pobres y niveles crecientes de asesinatos (segundo país con muertes violentas después de Siria) ¿Estarían satisfechos con lo que se hace ahora? ¿Se indignarían?¿Estarían satisfechos?
El mal estado del país fue lo que llevó al poder a alguien que esperó 18 años para llegar a la presidencia, tuvo tiempo para prepararse y ahora su discurso siguen siendo contra el sistema, sin embargo, él es ahora el sistema ¿Qué espera entonces? ¿Cuál será nuestro límite como sociedad? ¿Cuál es el fondo que tendrá que tocar? En fin, dejemos el odio un lado, no precisamente con besos y abrazos, pero sí con acciones concretas que aporten al bien común.
Escrito por Maritza Salcido
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