El agua es la fuente y el sostén de todo tipo de vida en nuestro planeta, hasta el punto de ser un indicador de desarrollo. El acceso al agua potable es uno de los indicadores económicos sociales por excelencia, pues esto puede determinar en gran medida el estado de salud de un grupo social, además de indicar los niveles de productividad y bienestar.

Como si fuera poco, es un elemento imprescindible para el desarrollo sostenible de comunidades, pues interviene en la conservación de los ecosistemas y en diferentes formas de economía, incluyendo la seguridad alimentaria.

Nuestra sociedad requiere agua para poder mantener y crear el crecimiento económico, pues gracias a su disponibilidad podemos realizar actividades como: pesca, transporte, cualquier industria, turismo o en pocas palabras, la producción de cualquier bien o servicio.

El uso del agua ha ido en aumento durante décadas. La mayoría va a productos de alimentos, industrias y agricultura.

Con el tiempo nos hemos dado cuenta que el agua es un recurso finito pero renovable por ser un proceso cíclico pero a su propia velocidad y no a la de los seres humanos. El agua utilizable no siempre está donde se necesita, ni siempre está en su estado natural para ser utilizada por lo que se debe de acondicionar, transportar.

Lamentablemente en la actualidad el mayor problema del agua es que el ser humano no considera este recurso como un derecho esencial humano, sino que es valorado como algo económico.

La relación humana con el agua se ha distanciado, el agua definitivamente tiene un valor, si se pusiera un precio más elevado, las personas crearían mayor conciencia. Pero ambientalistas han logrado que el agua sea considerada como un derecho.  El derecho al agua abarca, por lo tanto, el acceso al agua necesaria para mantener la vida y la salud y para satisfacer las necesidades básicas, y no confiere a las personas el derecho a una cantidad ilimitada de agua.

Por otro lado, el calentamiento global afecta los patrones del ciclo del agua debido a que la tierra está más caliente y se evapora en mayores cantidades afectando tanto la recarga de los mantos acuíferos como su disponibilidad. Esta problemática se ha incrementado por el desequilibrio entre la disponibilidad del agua y la población, ya que las cuencas hidrológicas tienen un volumen de agua limitado para satisfacer las necesidades de los habitantes asentados en ella y de las actividades productivas que requieren este recurso.

En el año 2040 el agua no tendrá oferta para todo el mundo. Actualmente, 7 de 10 personas tienen acceso al agua pero ha habido ciudades que ya han llegado al día cero. El Día Cero es el día en que el suministro libre de agua termina y el acceso a esta  comienza a ser racionado. La población debe acudir a recoger su porción diaria de agua y no tiene acceso a más.

Es necesario que realmente se tomen las medidas necesarias para combatir esta problemática que día con día va en aumento. Es hora de que pongamos manos a la obra, que se proporcione una nueva cultura del cuidado del agua y definir un nuevo modelo que esté basado en el cambio de paradigma. Aun tenemos tiempo de favorecer la gestión sustentable del agua.

Escrito por: Sofía Guadiana, colaboradora de ECOSIENTE

Referencias bibliográficas:

Hídricos, R. (2020). Agua y Cambio climático

Barbosa Pinzón, A. (2010). Agua potable para la humanidad  y su conflicto mundial un asunto de la alta gerencia.

García, G. M., & Martínez, P. C. C. (2015). Escenario del agua en México. Cultura Científica y Tecnológica, (30).

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