Hemos visto campañas donde nos presentan un panorama oscuro y deprimente sobre el uso de plástico, específicamente de un solo uso pero, ¿tenemos idea de cómo inició su uso y los beneficios que tuvo?

El plástico de un solo uso vio el boom cuando la revista LIFE de Estados Unidos publicó un artículo sobre el plástico de un solo uso y como se debería de ocupar para ahorrar tiempo. Incluso hay una imagen de una familia feliz usando el plástico. El contexto social eran los años 50’s después de la Segunda Guerra Mundial donde se buscaba reactivar la economía y un panorama más positivo.

Parte de la satanización han sido los popotes de plástico. Cuando salió ese vídeo tan triste de la tortuga sufriendo cuando le quitaban el popote de su nariz provocó un impulso de repulsión ante éste objeto. Se hicieron campañas en contra del uso del popote para dejar de usarlo porque al final le dábamos una vida útil de minutos, sin embargo no se hicieron campañas de comunicación que nos informarán del porqué del paradero de estos popotes en el mar.

Los popotes no son un producto totalmente inservible. Hay, por ejemplo, pacientes que por sus condiciones médicas los necesitan en momentos de recuperación o en su vida diaria. Satanizar el plástico de un solo uso, no es quizá el camino. El camino también incluye que debamos aprender a desechar los plásticos correctamente. Necesitamos información desde raíz y no desde una sola perspectiva.

Quizá sea interesante pensar que en realidad no hay productos buenos ni malos. Simplemente funcionales o no (esto incluye funcionalidad en la sociedad). 

Escrito por Deyanira Serrano