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Empresa sustentable

Tal vez la pregunta más sencilla y curiosamente la que más difícil para encontrar una respuesta clara y directa sea, ¿qué es una empresa sustentable?

Y tristemente, todos aquellos que nos dedicamos a esto hemos perdido cierta sensibilidad hacia la duda existencial, casi del tipo Cartesiana, cuando nos enfrentemos a esta pregunta. ¿Y por qué? Será porque para nosotros es tan obvia la respuesta que preferimos no responderla. «No dignificaré tu pregunta con una respuesta», decimos. O quizá la respuesta sea tan amplia que tememos caer en abstracciones al responderla. O tal vez, solo tal vez, esta pregunta tenga respuestas tan específicas dependiendo de la cabeza por la que pase, que llegaría a sonar chocante responder: «la sustentabilidad requiere un tema ambiental», -¡No!, dice el otro, -Requiere de provecho económico y al mismo tiempo, impacto social», añade el segundo.

Quizá, y solo quizá, no sepamos bien todavía qué es esto de lo que hablamos. Tal vez sea también porque hay tantos términos que han dinamitado cualquier posibilidad de unificación de significados: impacto, resiliencia, empresa social, economía solidaria, responsabilidad social, etc.

Y por supuesto que todas estas palabras tienen una muy específica carga epistémica, es decir, significan cosas muy específicas. Pero ahí es en donde radica el problema, creo. Y creo, es un gran error saber enteramente o bien específicamente qué es la sustentabilidad. ¿Por qué? Porque hacemos que la sustentabilidad abarque tanto y además presumimos de saber de qué diablos hablamos. Puede ser que sea mejor aceptar la amplitud de significados de la sustentabilidad, de todo aquello que abarca y de todo aquello que puede contener en un futuro, y esperar, ¡no!, desear, que podamos seguir entendiéndonos cuando hablemos de esta bella palabra.

Que la empresa sea social, que sea sustentable o que sea socialmente responsable es importante. ¡Vaya que si lo es! Pero tal vez no sea lo más trascendente cuando se trate de ayudar al planeta y contribuir un poco en este mundo que hemos destrozado. No tengo respuesta ahora, sin embargo acepto no tenerla todavía por mucho tiempo. Por ello, ¡prefiero hablar de supervivencia empresarial!