De acuerdo con el último informe publicado el pasado 9 de agosto del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, «el calentamiento global de 1,5º C y 2ºC será superado durante el siglo XXI a menos que haya una reducción en emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero en las siguientes décadas.”

En dicho informe se exhiben las consecuencias derivadas del aumento de la temperatura. Por ejemplo, con cada 0,5º C adicionales los efectos del calentamiento global provocarán que fenómenos naturales como inundaciones, olas de calor, precipitaciones y sequías sean mucho más extremos y severos.

Todos los sectores están involucrados ya sea de manera directa o indirecta en la generación de emisiones de gases de efecto invernadero: como sociedad civil por ejemplo al utilizar energía en nuestras casas proveniente de fuentes no renovables; como gobierno al apostar por energías fósiles y como empresas al generar emisiones a lo largo de la cadena de suministro ya sea en la extracción de materia prima, transformación, almacenamiento o distribución. De hecho, un estudio por “The Carbon Majors Database” demuestra cómo tan solo 100 compañías del mundo son responsables del 71% de las emisiones de gases de efecto invernadero globales desde 1998.

Es por ello, que todas las industrias deberían sumar y reforzar esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a los 1,5º C y 2ºC. Una forma de hacerlo es contando con estudios de impacto y riesgo ambiental que les permita prevenir, mitigar y restaurar los efectos negativos en el ambiente de determinadas acciones, proyectos y programas de la organización.

Para muchas organizaciones puede resultar indiferente o complejo transitar a procesos productivos mucho más responsables y sustentables. Sin embargo, si algo es cierto es que la crisis climática es una realidad presente y futura que no solamente afecta al bienestar de las personas y seres vivos sino también a las organizaciones en sus procesos productivos al aumentar la escasez de recursos, costos operativos y hacerlos vulnerables frente a los fenómenos naturales.

En el Informe de Riesgos Globales 2017 emitido por el Foro Económico Mundial el riesgo de propagación de enfermedades infecciosas se localizaba dentro de los 10 primeros lugares por lo que posiblemente, si las organizaciones hubieran contado con un plan de prevención y gestión de riesgos en caso de pandemias, el impacto del Covid-19 hubiera sido menor. Recientemente, en el último informe el cambio climático ocupa el segundo lugar de riesgos a largo plazo después de enfermedades infecciosas de modo que las organizaciones aún están a tiempo para evitar cometer el mismo error y tomar acciones como contar con un plan de prevención y mitigación ante el cambio climático.

Escrito por Andrea Manzano de los Cobos

Profesional en Responsabilidad Social y Desarrollo Sustentable

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