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Por emprender me atreví a perder…

Era un impulso lo que me movía a cumplir mi más grande sueño: ejercer como docente. El día esperado llegó después de tantos meses de espera y el teléfono sonó.  ¿Me convocaban a mí? Sí, era realidad. Mi anhelo más deseado comenzaba a suceder y sólo bastaron un par de días para que emprendiera una nueva aventura. Fue entonces cuando tomé mis maletas y me fui en busca de lugares desconocidos.

Recuerdo muy bien que fue un viernes cuando llegue a la comunidad donde me tocaría impartir clases. Todo me parecía bastante extraño: el lugar, las personas, el clima.  Todo era raro pero era apenas el primer día y yo estaba entusiasmado. Poco a poco fui adaptándome al lugar. Encontré un lugar donde vivir y empecé a colaborar con los adolescentes con los que tenía que trabajar. En fin los días pasaban y yo seguía sin entender lo que ocurría. Por las mañanas cuando me dirigía a mi centro de trabajo y durante toda la jornada, yo estaba feliz pues hacía lo que realmente me gustaba. Sin embargo, por las tardes al llegar a donde me hospedaba entraba en mí una seria melancolía porque recordaba en todo lo que había dejado atrás: mi familia, mis amigos, mis compañeros, mis grupos de iglesia, mi emprendimiento social.

Todo pasaba tan rápido y mi emprendimiento social estaba en decaída. Esto hacía que yo me cuestionara acerca de qué estaba pasando, y si aquello no era lo que yo en realidad quería. Pensé que el ausentarme unos días de mi emprendimiento no lo afectaría de gran forma, sin embargo sí cambió mucho. Todavía hasta la fecha hay muchas cosas que no volverán a ser iguales y sabiendo que al emprender un nuevo camino, perdí, no dudo en ningún momento que es emprender es bueno; que el mundo del emprendimiento es algo que te marca para toda la vida. Pero hay que saber dónde y qué vamos a emprender. Por ello, hay que hacernos constantemente la pregunta, ¿qué quiero hacer?, ¿dónde lo quiero hacer? y ¿para quién lo voy a hacer? Comprendí que toda experiencia te deja una enseñanza y con ella debemos comprender si seguir o no viviendo esa experiencia, y lograr  también descubrir cuál es nuestro fin en este mundo. Yo aún sigo en ese proceso. No me desanimo al equivocarme en el camino pues lo importante es detenerse un poco y pensar de dónde somos y hacia dónde vamos.  

Escrito por Omar López Lpz

Editado por Resilientemagazine.com