Home / Realidad  / La fama mundial no es para el mexicano, a menos que salga del país

La fama mundial no es para el mexicano, a menos que salga del país

No sé si es mi imaginación o mi ignorancia, pero la mayoría de biografías de personas famosas en el mundo (líderes, músicos, deportistas, escritores, científicos), son generalmente de Estados Unidos o Europa. Cuando leo de ellos o escucho sus conferencias, los veo desde afuera, ajena y consciente de que cualquier historia de superación personal, por más difícil que parezca, fue dentro de su propio país, norteamericano o europeo.

 

La realidad es que son pocas las historias de personas que se superan en México y cuando alguno llega a una esfera de liderazgo o riqueza, tiende a ser señalado. Se piensa que quien llegó lejos tuvo que pisar a dos o tres, que es un cerdo capitalista, que robó o posiblemente que se hizo narco. Pareciera que aquí no estamos acostumbrados a percibir el éxito del otro, meramente por su esfuerzo o trabajo. El contexto lo es todo y el éxito aquí pareciera algo extraño para nosotros, sobretodo si es a nivel internacional, pues para lograr este nivel, se requiere no estar en México.

 

Pareciera que estamos condenados a necesitar la validación del hombre blanco, que no tiene idea de lo que es tener que salir del país para tener algo de oportunidad o reconocimiento y es ahí, en la ignorancia, cuando la meritocracia se perpetúa. Entonces, cuando se habla de los países en desarrollo, fácilmente se piensa, “si trabajaran más, seguro les iría bien”.  Su idea del sueño americano es inculcada en la cultura y, desde que nacen, compiten para tener uno de esos valores que tanto se promueven (riqueza, poder, fama). Por el contrario, hay una razón por la que no existe el sueño mexicano porque aquí el que se duerme pierde, así que mejor no pensar en soñar.

 

¿Qué le queda entonces al mexicano? La realidad, que es dura, pero que nunca deja de ser bondadosa en diferentes formas. En nuestra cultura aunque la colectividad muestra envidia, tiene también cooperación y empatía por el otro, si aprendemos a colaborar, podremos finalmente usar nuestros recursos, para dar a otros un medio más sano de crecimiento y así poder dar lo que tanto exigimos: una oportunidad.

 

Escrito por Maritza Salcido