La responsabilidad social se desarrolla en nuestros días, más dentro de un contexto de ética que en uno de normativa, es decir, la responsabilidad social, no es algo que, hasta el momento se exija y por tanto pueda castigarse desde el marco normativo de alguna ley, es más bien un tema de consciencia dentro de cada empresa e institución. En entregas anteriores, hemos puntualizado la necesidad de desarrollar la responsabilidad personal a fin de participar de mejor manera en las dinámicas colectivas.

En tiempos de crisis, es necesario que las empresas y las personas, puedan sobreponerse a las situaciones adversas a fin de sacar adelante los grandes retos globales y locales que la crisis sanitaria exige, ya que esta es una coyuntura que también afecta la dimensión económica, laboral, emocional, sanitaria, y cuya resolución depende de la gestión gubernamental, pero también de la gestión personal y sin duda de la gestión colectiva, pues más allá de los distintos sectores sociales, la organización conjunta es emergente para avanzar en todas las dimensiones que la humanidad requiere para construir el mundo después de la pandemia.

Muchas organizaciones trabajan en el empoderamiento de distintos sectores vulnerados socialmente, pues es sabido hoy día, que esas personas serán más vulnerables aún sin la capacitación básica para enfrentar la vida, este empoderamiento se realiza a fin de revertir las desigualdades socioeconómicas. La inteligencia emocional es sin duda un aspecto que debe ser potenciados en todas las personas a fin de que puedan tener mejores oportunidades, capacidades, pero también habilidades para enfrentar su entorno. La inteligencia social que deviene de una favorable gestión de la inteligencia emocional, es sin duda también necesaria, ambas formaciones emergentes en distintos ámbitos del quehacer humano.

Fue Daniel Goleman a inicios de la década de los 90´s del siglo XX, quien, con sus investigaciones y publicaciones, pusiera sobre la mesa, el tema de la importancia de la Inteligencia Emocional, tanto para el bienestar y calidad de vida de las personas, así como también un importante elemento a nivel empresarial, sobre todo en lo que respecta a las áreas de recursos humanos. Valores como la empatía, la escucha e incluso la misericordia, son para Goleman fundamentales para el buen desempeño de las organizaciones.

Liderazgo, mejor disposición para el aprendizaje, desbloquear actitudes necesarias para el trabajo en equipo, son sólo algunas de las ventajas que se adquieren en términos de lo que conocemos como “softskill” para la vida laboral y también personal. Es por tanto importante también revisar la pertinencia de que esta formación sea incluida en las escuelas.

Recientemente fue invitada a participar en el Seminario de Inteligencia Emocional e Inteligencia Social, realizado por la Red de Investigaciones y Estudios Avanzados en Trabajo Social, mi ponencia fue al respecto de estos temas, aderezados además con la importancia del arte y la cultura en nuestras vidas. En lo personal es claro, que no solamente enfrentamos una crisis sanitaria, sino que estamos viviendo la crisis de cambio de siglo y sus paradigmas, una necesaria transformación social desde el centro y la raíz de muchos problemas, es claro también que requerimos que cada hombre y mujer, posea la inteligencia y responsabilidad suficiente para que nuestros actos, enriquezcan y transformen el gran momento histórico que estamos viviendo. 

Para profundizar en el tema, les recomiendo revisar las ponencias al respecto, mismas que pueden consultarse en la página de Fb:“Trabajo Social Tv”.

Escrito por Nubia Martínez

Directora Shikoba AC