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Desde la Llorona, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré en el embarcadero de Cuemanco alistándome para presenciar el espectáculo de la leyenda de la llorona que año con año se realiza con motivo del próximo día de muertos. El embarcadero de Cuemanco se vuelve el punto de partida de innumerables trajineras que serán el transporte y butaca desde la cual los asistentes podremos presenciar los coloridos bailes y los ingeniosos efectos necesarios para hacer una puesta en escena desde tan particular escenario lacustre.

Admito que más allá del exitoso y respetable esfuerzo de los organizadores, los remeros, los actores y demás implicados en dicho espectáculo, el tema de la llorona es abordado desde el cliché de un pueblo prehispánico indefenso e inocente que se encuentra ante españoles malos, desalmados y crueles. No es mi objetivo reflexionar sobre la virtud o falta de la misma de los colonizadores y de los colonizados; lo que sí me interesa mencionar es que después de casi 500 años se siga repitiendo y haciendo alusión al cliché de ‘malos españoles que vinieron a robar y a matar a los buenos indios’. Cierto es que fue un mestizaje sangriento -la obra del muralista mexicano González Camarena es ampliamente ilustrativa- pero también es cierto que por sano principio de salud mental no podemos, no debemos basar nuestra identidad en ser ‘aquel pueblo inocente y bueno del cual abusaron’ si así fue en su momento, de nosotros depende que no vuelva a ser así.

Me enoja mucho que en pleno siglo XXI aun existan personas que ven como signo de buena educación contestar ‘Mande’ en vez de ‘¿Cómo dices?’ Olvidan y en el mejor de los casos desconocen que ese ‘Mande’ proviene de ‘Mándeme, ordéneme señor’ cuando los indios fueron esclavos de los colonizadores…y bueno el uso cotidiano de palabras como ‘naco’ ‘pinche indio’ y demás despectivos que componen el léxico de los aspirantes-de-mirrey son muestra de que no necesitamos colonizadores europeos para vejarnos y ultrajarnos entre nosotros mismos. En el cercano día de muertos me encantaría que por fin pudiéramos enterrar y por fin dejar ir ese conjunto de complejos mezclados con sentimientos de inferioridad que sólo contribuyen a nuestra autodegradación -los mirreyes así nos lo demuestran.

Escrito por Erick Aguilar

 Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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