Hay muchas formas de ver la importancia de realizar una medición y evaluación del impacto que realiza nuestra organización, empresa o proyecto. Sin embargo, quizá las más populares no sean las más adecuadas y las que pertinentes no sea las más relevantes y es por esta razón que es tan necesario hablar de todas funciones que puede brindar una metodología de medición de impacto.

Se pueden contar por lo menos 6 razones fundamentales por las cuales realizar una medición de impacto:

 

1. Monitorear, rastrear información y realizar ajustes en una intervención.

2. Conocer si realmente se está atendiendo a los problemas que se planteó resolver en un principio.

3. Comunicar de manera adecuada todos los efectos y resultados (e impacto) que se realiza en un programa/proyecto.

4. Generar un lenguaje en común del impacto que permita realizar comparaciones entre intervenciones.

5. Identificar las características y perfiles de poblaciones e intervenciones para replicar el impacto con otros grupos de interés.

6. Determinar el retorno social de la inversión y la cuantificación de intangibles.

 

Hay muchas más razones pero dentro de todas ellas, en el sector generalmente nos quedamos con dos razones quizá mucha más sencillas:

 

7. «Porque el donante me pidió hacer una medición de impacto».

8. «Porque para solicitar recursos, me piden demostrar el impacto de la intervención». 

 

Que estas dos razones sean las más comunes no muestra otra cosa que una de las crecientes circunstancias del sector: el fortalecimiento institucional y el empoderamiento de los inversionistas/filántropos. Es decir, por un lado muestra que el sector de manera institucional está viéndose en una continua transformación y evolución hacia la profesionalización, y por el otro lado, muestra que los donantes también evolucionan en dinámicas de rendición de cuentas y transparencia.

 

En ambas situaciones se puede ver que el sector de las organizaciones de la sociedad civil madura constantemente y que debe estar preparado para los siguientes desafíos. La dinámica de la medición de impacto como método de contra-entrega del fondeo/inversión de impacto/filantropía es indudablemente positiva porque mantiene una vorágine ascendente en donde el receptor del recurso accede a mejorar sus instrumentos operativos y a su vez el donante eleva sus estándares para entregar un donativo.

 

Como principal consecuencia de anteponer las razones 7 y 8 es que los costos de la intervención puedan incrementar dado que se requerirá más trabajo y más conocimiento para poder llevar a cabo la medición. Sin embargo, también emerge una externalidad positiva muy interesante: se generará más y mejor información acerca de intervención/proyecto/programa. En general, más información es mejor que menos. Y con mejor información, será posible rastrear en qué están fallando las intervenciones o por qué, a veces, no se logra lo que se propuso desde un principio. Más información permitirá identificar limitaciones, desafíos, oportunidades y alcances de una intervención, y todo ello, necesariamente mejorará al sector, a su operación, a su visibilidad y a su recepción. Más información permitirá ser más eficiente y a la vez más eficaz. Y quizá, solo quizá, nos permita hablar un lenguaje común de impacto a lo largo de todo el sector.

 

 

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Escrito por Roberto Carvallo Escobar

 

Tw. @rob_carvallo

 

Director de Terraética y orgulloso creador de Resiliente Magazine