1. Preocúpate por el mundo. (Insertar aquí comentario negativo). Piensa en el mundo para ver si lo puedes ayudar. Piensa en él para contribuir en algo. Sí. Todo esto. Pero curiosamente, piensa en el mundo para disfrutar más tu café. Piensa en el mundo para ver que los problemas que vienen a tu oficina hoy, no son los mismos de Siria, Palestina, Guerrero, etc. Si sí son igual de drásticos, todavía tienes el pretexto de saber que siempre habrá alguien en el mundo con problemas más serios que los de uno. Eso es seguro. Y si no sirve de nada comparar los problemas de uno con los de los demás, por lo menos el ejercicio sirve para tener el tiempo de hacer y preparar café.

2. Entérate de todo, absolutamente, todo lo que puedas de tus amigos en Facebook, Instagram, Linkedin y demás. Todo el día tendrás reuniones, tendrás citas, tendrás clientes o simplemente, con suerte, te tocará enviar papeles a tu contador. ¿Para qué preocuparte de todo ello desde antes del café? Lee el Marca, lee el Ovaciones, lee cualquier cosa que te sirva enterarte del mundo más trivial de todos; casualmente, el más interesante.

3. Manda un mensaje de Buenos días. Nada random, ¿eh? Envía saludos a aquellos que te rodean, aunque sea una sola persona. Tu papá, mamá, novia, novio, novios, amigos, tinderela, etc. ¿Por qué? Y ¡por qué no! Vas a tener a alguien que te envíe buena vibra, buenas bendiciones o buena onda desde el comienzo del día. Por lo menos, podrás ser tú aquel o aquella que lo haga. Dos segundos pueden sacar una sonrisa que dure todo el día. ¡Bien valen esos dos segundos!