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Desde Alquimia, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré cerrando el primer trimestre del año. Si bien todo año inicia con altas y emocionantes expectativas es un deber constante el trabajar y monitorear nuestro avance en la consecución de las mismas. Es decir, no basta con desear. Hay que trabajar en favor de nuestros proyectos, de nuestros futuros logros, de nuestra felicidad.

 

Recientemente platicaba con el autor del libro “Ya no quiero ser godínez” respecto a lo que de común llamamos “oportunidades”. Con la frescura y claridad que lo caracteriza, mi ex-godínez escritor me compartió las siguientes palabras: “Me han dicho que las oportunidades son como el wi-fi; están ahí, son invisibles como las redes inalámbricas. Y si no tienes la antena activada no las vas a ver…” Dicho por alguien que se ha encargado de forjar su propio camino pese a miedos, crisis económicas, un país en vías de desarrollo y dificultades propias del mundo de los escritores, la frase se vuelve aún más valiosa. En efecto las oportunidades están ahí, esperando nuestra atención, esperando nuestro aplomo, teniendo fe en que “prendamos” nuestra antena y las salvemos de morir desperdiciadas…olvidadas penosamente. A tres meses de haber iniciado un año que se pinta  electoralmente clave, económicamente pesado y socialmente complejo es deseable que hagamos un conteo de las oportunidades que vemos y, sin caer en la esquizofrenia, hagamos un esfuerzo en ver aquello que nadie más ve; un esfuerzo por no sólo prender nuestra antena, sino en atizar nuestro fuego interior capaz de quemar el velo de obstáculos que esconden nuestras bellas y merecidas oportunidades.

 

Enviar un CV entre muchos otros, participar en aquel proyecto que aparentemente sólo nos quita tiempo, dedicar esfuerzo a esa convocatoria imposible, realizar esa llamada dudosa y desvelarse afinando el discurso para la importante cita son sólo algunos de los pasos necesarios para volverse un alquimista capaz de transformar el plomo en oro, lo improbable en oportunidad, lo incierto en alegría. Seamos alquimistas que diariamente afinamos nuestro arte y actuamos con aquello que otros ignoran y pasan de largo.

 

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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