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Desde  en No-Lugar, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré observando imágenes y crónicas de la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). El tema de un nuevo aeropuerto para la zona central de México es un tema viejo. Desde principios del actual siglo hubo dos propuestas para la construcción de dicho aeropuerto: Texcoco, Estado de México o Zapotlán, Hidalgo. Curiosamente la opción de la Base Aérea Militar Santa Lucia (BAMSL) fue desde un inicio considerada como la menos viable[1]. Para el año 2002, con Vicente Fox, y tras un estrepitoso fracaso en la negociación de los terrenos –el gobierno quería pagar $7.20 pesos por metro cuadrado- y después de que ejidatarios de San Salvador Atenco marcharon hacia el Congreso de la Unión con machete en mano por el robo disfrazado de expropiación el proyecto se canceló[2]. Fue hasta el sexenio del priista Enrique Peña (2012-2018) cuando el proyecto del Nuevo Aeropuerto se retomó y empezó la construcción en Texcoco.

 

Personalmente, pese a la oleada de apoyo al proyecto del Aeropuerto de Texcoco nunca lo consideré una buena opción en tanto los especialistas alertaban de la enorme cantidad de aves cercanas a la zona que comprometían la seguridad de los aviones–el lago de Texcoco y la laguna Nabor Carrillo eran una importante fuente de agua para muchas aves. Baste decir que un pato en la turbina de un avión puede causar su desplome. Como segundo punto en contra de Texcoco menciono que nunca encontré algún especialista, siquiera párrafo en las propuestas técnicas de recuperación ambiental del sitio, que hablara sobre el alga espirulina que se da únicamente en dos lugares del planeta: el lago Chad, África y el lago de Texcoco. La espirulina es considerada el alimento del fututo por sus enormes propiedades nutricionales y la construcción del aeropuerto implicó su desaparición. Para mí, estos dos argumentos fueron los que nunca me convencieron de la opción de Texcoco, los temas de hundimiento crónico de las pistas, el problema de la gentrificación y especulación de los terrenos aledaños, etc. me son ajenos al nivel de discusión de especialistas.

 

En la actual administración, el proyecto de Texcoco fue cancelado por segunda vez y se definió la opción no de Zapotlán, sino de la Base Aérea Militar Santa Lucia (BAMSL). Con la particularidad de que la cancelación, en ésta ocasión implicó pagar grandes indemnizaciones. Tras tres años de ampliación de la BAMSL, el descubrimiento de un gran cementerio de mamuts, irregularidades administrativas, mentiras de parte del principal impulsor de la obra, Andrés López, decretos que opacaron el uso de los recursos económicos, uso de las fuerzas armadas como contratistas de construcción, más mentiras y mucho show el lunes 21 de marzo fue inaugurado el flamante Aeropuerto Internacional –cada dos semanas llega un vuelo de Venezuela- Felipe Ángeles (AIFA).

 

El nuevo aeropuerto no cuenta con certificaciones internacionales y dicho por sus responsables, será económicamente viable hasta dentro de 4 años. Tiene 125 posiciones totales – Texcoco tendría 164 y el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México tiene 99 posiciones. Lo bueno es que el nuevo aeropuerto tiene, desde el primer día adorables puestos ambulantes que reflejan no sólo la falta de higiene en el manejo de alimentos o de espacios dignos para trabajar, sea preparando tlayudas o vendiendo afiches de la 4T, sino que hacen evidente la mentalidad de pauperizar espacios, precarizar actividades económicas y seguir vendiendo espejitos que tiene ese farsante de Palacio Nacional. No estoy cierto del beneficio social, económico y ambiental que hay en el nuevo AIFA. A mayor escala y relacionado con los megaproyectos actuales, tampoco estoy cierto de las mieles y beneficios que se prometen con el Tren Maya –dañando ecosistemas tan frágiles como cenotes- o con la Refinería de Dos Bocas –en un mundo que cada vez apunta menos hacia los combustibles fósiles- o con la próxima revocación de mandato –que para efectos reales no será vinculante. De lo que sí estoy cierto es de que el actual (des)gobierno no está haciendo algo respecto a los desplazados por la violencia en vastas regiones del país, no está protegiendo a periodistas, no está dotando de medicinas a quien lo necesita, no está disminuyendo la violencia contra las mujeres y no está cumpliendo con combatir la corrupción ¿a Robles y a Losoya en la cárcel se limita ese pregonado combate?

 

Los intelectuales definen un no-lugar como aquel en donde no hay arraigo, en donde las personas sólo van de paso y no generan lazos con el espacio. El ejemplo básico de un no-lugar es un aeropuerto. Sobra decir que el recién inaugurado AIFA, con toda su historia, pasará a las páginas de la historia como una obra inútil, insuficiente en el mejor de los casos. El AIFA, junto con la estela de luz, son grandes obras directamente proporcionales a la pequeñez de sus vergonzosos mandatarios en turno: Andrés López y Felipe Calderón, respectivamente.

 

¿Qué sigue? Un chiste llamado revocación de mandato. Sé que nadie me lo preguntó pero yo no participaré en esa farsa. Me avergüenza que el poco o mucho dinero que se destinará a tal evento, no sea usado para atenuar mínimamente el hambre de 60 millones de pobres, incluidos los 10 millones de más que ha generado la actual administración.

 

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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[1] Liga de la presentación institucional del proyecto original del Aeropuerto de Texcoco: https://www.youtube.com/watch?v=UKv3Oa-Lpq0

[2] Más información en: https://www.nacion321.com/gobierno/en-mexico-ya-se-cancelo-un-aeropuerto-en-la-zona-de-texcoco-esta-es-la-historia y https://elpais.com/diario/2002/08/03/internacional/1028325618_850215.html