La contaminación del agua es un problema ambiental de envergadura mundial que afecta tanto a países desarrollados como en vías de desarrollo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF de 2019, aproximadamente 2.2 mil millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura.

Este problema de contaminación del agua se puede rastrear hasta diversas fuentes, que incluyen la descarga directa de residuos en cuerpos de agua, el escurrimiento de productos químicos agrícolas, la contaminación industrial y los desechos domésticos. Sin una intervención adecuada, la calidad de nuestras fuentes de agua continuará deteriorándose, lo que representa un serio riesgo para la salud humana y el bienestar de los ecosistemas.

Un informe del Banco Mundial de 2017 estimó que la contaminación del agua reduce el crecimiento económico en hasta un tercio. Las industrias que dependen del agua, como la agricultura, la pesca y el turismo, se ven particularmente afectadas, lo que tiene un impacto directo en la economía y el empleo. Además de los impactos económicos, la contaminación del agua también tiene graves consecuencias para la salud humana. Según la OMS, en 2019, más de 800.000 personas murieron debido a agua contaminada o falta de acceso a agua potable. Las enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera y la disentería, son particularmente mortales en las regiones con infraestructura de saneamiento deficiente.

El agua contaminada también tiene un impacto devastador en los ecosistemas acuáticos. El exceso de nutrientes provenientes de los fertilizantes agrícolas puede causar la proliferación de algas, un fenómeno conocido como eutrofización, que agota el oxígeno del agua y provoca la muerte masiva de peces y otras especies acuáticas.

A pesar de la gravedad de este problema, la contaminación del agua es un problema que puede ser mitigado. La educación y la concientización son dos de las herramientas más efectivas para cambiar comportamientos dañinos y promover la adopción de prácticas más sostenibles.

Aquí te presentamos diez cosas que toda persona debería conocer para evitar la contaminación del agua:

1. Usa menos plásticos de un solo uso: Muchos plásticos terminan en nuestros océanos y ríos, causando contaminación y dañando la vida marina.

2. No tires medicamentos ni productos químicos por el inodoro o el desagüe: Esto puede contaminar el suministro de agua.

3. Usa productos de limpieza ecológicos: Muchos productos de limpieza comunes contienen químicos dañinos que pueden contaminar el agua.

4. Practica la jardinería ecológica: Evita el uso de pesticidas y fertilizantes químicos que pueden escurrir hacia las fuentes de agua.

5. Recoge y desecha adecuadamente las heces de tus mascotas: Las heces de las mascotas pueden contaminar las fuentes de agua con bacterias dañinas.

6. Conserva agua en casa: Cada gota de agua que ahorres es una menos que necesita ser tratada y purificada.

7. Participa en limpiezas de ríos y playas en tu comunidad: Ayuda a mantener nuestras fuentes de agua limpias y seguras para todos.

8. Apoya las políticas y empresas sostenibles: Vota con tu dinero y tu voz para promover un manejo más sostenible de nuestros recursos hídricos.

9. Educa a otros sobre la importancia de proteger nuestras fuentes de agua: El cambio comienza con la conciencia y la educación.

10. No viertas aceite de cocina usado por el desagüe: Este tipo de aceite puede causar obstrucciones en las tuberías y contaminar el agua.

Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la protección de nuestras preciadas fuentes de agua. A través de pequeñas acciones diarias, podemos hacer una gran diferencia en la calidad del agua en nuestro planeta.