Después de ver 2 veces todos los debates presidenciales, lo primero que vi fue que el mensaje de la Izquierda mexicana sigue igual por casi 30 años. El discurso del régimen, la mafia del poder, la fábrica de pobres, los caciques de México, son tan solo alguna de las frases (las más representativas) que Cuauhtémoc Cárdenas heredó a AMLO. Naturalmente, las propuestas asistencialistas e incongruentes tales como aumentar la productividad vía el gasto público o alcanzar un desempleo del casi 0% con una inflación baja también se heredaron.
Hay un propósito en diferenciar la Izquierda y la Izquierda que conocemos en México, pues esta izquierda no es a lo que debemos aspirar ni a lo que debemos acostumbrarnos. Un partido que divide a ricos y a pobres no es de izquierda, un partido que fracciona una sociedad de por sí divida no es de izquierda, un partido que no acepta críticas no es de izquierda, un partido en donde o estás con él o en su contra será todo pero no es de izquierda.
¿Cómo sería una izquierda ejemplar? Otra pregunta trascendente para la cual no he encontrado una respuesta pero sí algunas características. La izquierda tiene que ser plural, tiene que aceptar críticas, tiene que proponer y fomentar el dialogo, tiene que ser incluyente, tiene que ser una vía para la unión tanto social como democrática y más importante aún debe ser una ideología no una persona ni una estrategia. La izquierda debe representar la antítesis de todo aquello que critica: la violencia, la autocracia, la ceguera racional.
¿Mi opinión? Si hay voluntad, conciencia y honestidad, ¡bienvenida que sea, sin importar si es la izquierda, la derecha, el centro o cualquier otra corriente política! Me gustaría decir que no me considero de derecha, ni de izquierda o del centro. No me considero chairo, anti-AMLO, peje-zombie, priista de closet o de la mafia del poder. Soy solo un estudiante que quiere cambiar la manera en la que se discuten los problemas del país. Para ello necesitamos primero que nada, una izquierda de verdad.
Puedes leer la primera parte aquí.
Escrito por Erick Infanzón
