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Para quien trabaja en Semana Santa

Hay mucha gente que se queda a trabajar durante Semana Santa en vez de tomar el coche, el avión, el bus o lo que sea para llegar a una playa, a un destino turístico o bien a un lugar exótico para explorar. Y de toda esa gente que se queda, hay dos tipos de personas: 1. las que se quedan y trabajan en una empresa, y 2, las que trabajan para ellos mismos. Las diferencias son obvias pero existen un par de cosas más sutiles que hacen disfrutar la semana semana a ambos tipos de personas:

  1. El que trabajar en una empresa/gobierno se encuentra con que la oficina está mucho más vacía de lo normal. Los jefes se fueron de vacaciones, y todo, absolutamente todo queda parado de trámites. Nada funciona hasta regresar de vacaciones así que la semana se convierte en un tipo de semivacaciones desde la oficina. Además, en tres días, llega el mega puente santo y con ello, las ideas que recuerdan pendientes atrasados quedan totalmente paradas. Y no hay nadie que haga algo que pueda detener esto. Es una semana que se toma de tranquilidad porque la costumbre dictamina que sea así. Hay poco tráfico, poca gente, los que se quedan son más felices que otros días, horarios más flexibles, etc. Hay muchas ventajas como para poder hacer trámites pendientes en bancos, finanzas personales, buscar vacaciones próximas (vuelos y hoteles) y otras cosas que serían, en semanas normales, las peores pesadillas para los jefes. Hay que disfrutar estos días. Sí, hay pendientes pero no hay nada que resolver seriamente hasta el lunes 28 de marzo.
  2. Los que trabajan por su cuenta, en general empresarios, encuentran en estas vacaciones una similar relajación en temas laborales propios y de sus empleados. En Semana Santa, se espera que no se trabaje tanto pero también es imposible firmar acuerdos o contratos por la misma razón: nadie espera que se haga nada durante estos días. Es como se diría en inglés: una selffullfillment prophecy (una profecía autocumplida); en Semana Santa no se trabaja porque se espera que no se trabaje; «se paran máquinas». Y lo que provoca es que el empresario tenga tiempo nuevo para cambiar estrategias, entrar en nuevos proyectos, buscar otras opciones, hacer contabilidad general, finanzas, bancos, etc. Es un tiempo que si bien viene de distinto lugar, causa un similar quietismo que el del trabajador. Aunque el empresario quiera mover cielo, mar y tierra, no habrá fuerza posible para poder firmar nuevas cuentas, cobrar facturas pendientes o llegar a más mercados. Solo queda la estrategia por ahora. Y es un tiempo muy valioso para hacerla.

Lo importante es que este tiempo se pueda aprovechar para volver a comenzar, hacer un reboot y salir de nuevo con resurgidas fuerzas, sea para hacer un gran trabajo o una gran empresa. Vale la pena tomar este tiempo, aprovecharlo al máximo, y retomar caminos en una semana.