Al tiempo de caminar por la vida, me encontré deambulando por un museo. No es sorpresa caminar entre los pasillos sirven de escenario para obras de arte. Nada hay de inusual en detener la propia ha y admirar una obra de arte. Y bueno prácticamente ir a un museo y no asombrarse es algo antinatura. Si bien las bibliotecas son el lugar de los daemones en forma de libros; los museos, como su nombre lo dice son el lugar de las musas, del arte en su lata acepción. No hay que olvidar que el arte –como nos enseñó un Molière, un Picasso y más antiguamente un Aristófanes o un Esquilo- confronta al ser humano con sus vicios y lo hace afinar su brújula moral.
No desdeño la conocida magnificencia de un Museo Nacional de Antropología, de un Louvre o de un Museo Británico. Tampoco disminuyen mis ganas de algún día perderme entre las salas de un Hermitage o de algún Smithsoniano sin embargo, cabe preguntarse ¿Qué más puede ofrecer un museo más allá de souvenirs y pláticas de turista si no nos hace cuestionarnos sobre nuestro momento, nuestro entorno, nuestro territorio? Y es que el constante y subrepticio cuestionamiento de ¿Cómo llegamos al lugar donde estamos? es lo que me guío en este recorrido sui géneris que en vez de pasos tiene clics y en vez de pasillos tiene links.
El museo Bajo Tierra es una iniciativa donde la memoria, los saberes, los testimonios y la imaginación necesaria para crear un mejor futuro se dan cita. No quiero profundizar en las fotos de época que contrastan espacios urbanos de ayer y de hoy, tampoco hablaré de los geniales videos ni de la simbiosis entre agua, territorio y arte. Lo más que diré es que tuve la primicia de recorrer este espacio antes de que se abra al público en general.
Con el nuevo mes llegan nuevas cosas y en poco tiempo el portal estará abierto. Por lo mientras guarden en su navegador la siguiente dirección http://bajotierra.com.mx/ y esperen a asombrarse como lo hice yo. Sólo una recomendación al momento de su recorrido: No dejen de poner atención a sus pasos porque siempre habrá algo maravilloso gestándose Bajo Tierra.
Escrito por Erick Aguilar
Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido
