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¿Qué hacer en el combate a la corrupción? | Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad

En la primer mitad del presente año, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) en conjunto con periódico Reforma realizaron una encuesta para apreciar cómo los mexicanos visualizamos a la corrupción y del informe que publicaron producimos este artículo. Para mayores datos de cómo se realizó la encuesta, ir al portal: https://contralacorrupcion.mx/mxfrentealacorrupcion/

 

El principal problema de la corrupción es que no sabemos definirla así como no hay una definición estricta, pura y consistente. Es un concepto amplio que abarca un sinnúmero de actividades como el cohecho, soborno, peculado, nepotismo, tráfico de influencias, colusión, entre otros.

 

Para resolver este problema, Sofía Ramírez de MCCI, en un intento de enmarcarla, nos sitúa en el contrato social que nos une: hay reglas de la democracia que establecen los límites de convivencia, para ello creamos instituciones que velen por que las cumplamos. La fórmula es simple: si las leyes, reglas y gobiernos se apegan a las instituciones, hay confianza en el gobierno y sus partes. Si en cambio, las instituciones son corruptas y están mermadas, hay desconfianza.

 

En nuestro contexto, el 11.5% de los mexicanos piensa que siempre o la mayoría de las veces se respetan las leyes, el 65.9% piensa que sólo algunas veces o casi nunca se respetan, y tenemos un panorama más pesimista: el 21.8% piensa que nunca se respetan. Esto nos dice que en México se percibe ampliamente a la corrupción.

 

Al final de cuentas, ¿qué es la corrupción? Para Leslie Holmes, en su libro titulado de la misma forma, una definición base sería “el abuso de un cargo público para obtener una ganancia privada”, es un concepto accesible para entender el problema. Aunque aún así “ganancia privada” no es un concepto claro.

 

Después tenemos a la impunidad: ¿es una extensión de la corrupción? ¿impunidad y corrupción tienen una relación dependiente o dicotómica? A decir verdad, ambos son problemas diferentes, pero que sí guardan una relación estrecha.

 

La impunidad es la “ausencia de la aplicación de la ley ante violaciones de cualquier tipo” (MCCI, pp.64) en otras palabras, quien viola una regla o una ley para beneficio propio, abusando de un cargo público y no recibe un castigo correspondiente, no sólo está haciendo un acto de corrupción, sino que también es impune.

 

Como dato a observar, los mexicanos asociamos la palabra impunidad, según la encuesta a: mal gobierno (11%), injusticia (11%) y a “no hay castigo” (5.4%).

 

Hay que tomar en cuenta a la impunidad en las altas esferas del poder, particularmente al sector privado y al gobierno. Como bien sabemos, el poder político y económico crecen de acuerdo a la función que se ejerce. Si hay corrupción grande, a nivel de las élites, podemos determinar que a mayor acumulación de poder y de capital, en un contexto de impunidad, mayores son los beneficios de estas élites, así como mayor es el daño a la sociedad en su conjunto: 24.9% de la gente respondió que la corrupción afecta a la economía, 20.5% a la seguridad pública, 19% a la impartición de justicia, 11.9% a los servicios públicos, 7.9% a la salud, 6.7% a la educación y 6.7% a los programas sociales. Las afectaciones son tangibles.

 

¿Qué hacer en el combate a la corrupción?

 

Leslie Holmes hace una revisión de medidas garrote y medidas zanahoria que se han aplicado en el mundo, es decir las medidas duras y blandas. En las medidas garrote encontramos desde llevar a la cárcel a funcionarios corruptos hasta la pena de muerte. En las zanahoria hay casos desde mofarse públicamente de los corruptos hasta una línea telefónica para hacer denuncias anónimas.

 

En el contexto mexicano se aprecia que el populismo punitivo está tomando un papel protagónico, el 80.8% contestó estar de acuerdo con la frase “castigar la corrupción con penas más severas ayudaría a reducirla”, sin embargo se señala una cosa: que aumentar las penas en un contexto de impunidad es contraproducente, pues sólo aumenta el monto de los sobornos.

 

Lo que nos queda es la corresponsabilidad, exigir resultados, pero también participar para lograrlos. Trabajar mano a mano sector público, privado y social. Nosotros como ciudadanos hay que estar constantemente revisando al poder y limitarlo mediante denuncias cuando sea la ocasión, así como expresar nuestros descontentos en las urnas.

 

Tenemos esperanzas, el 51.2% de los mexicanos respondió que sí creen que en México se puede terminar con la corrupción. Manos a la obra.

 

Esta es una colaboración entre Resiliente Magazine y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad

 

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Escrito por Francisco Javier Vega Oviedo