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Cuando el sentido común falla en la política pública: desde las rifas hasta la contaminación | Terraética

El sentido común nos dice que si podemos prever un problema a futuro, lo mejor sería evitar todo aquello que pueda ocasionar dicho conflicto. El sentido común y la intuición nos son herramientas poderosísimas pero que, curiosamente, no son utilizadas diariamente en el mundo en que vivimos.

 

Lo vemos diariamente con ejemplos como una rifa de un avión, un tren que destrozaría la selva o un aeropuerto abandonado. No obstante, lo vemos también en decisiones nuestras del día a día. En otros tiempos, el sentido común nos dijo que no era posible que nuestro comportamiento en el planeta pudiera afectarlo de manera tan contundente pero ahora todo es diferente. Ahora los datos científicos nos dicen que lo sí estamos haciendo, es decir que nuestras acciones tienen un rango de influencia infinitamente superior al que pensábamos. Y aún así, nosotros y los tomadores de decisión en la política nacional e internacional tratan, en muchas ocasiones, de evitar seguir el camino del sentido común: mitigar el daño que hemos producido para no llegar al punto límite que nos lleve a la catástrofe.

 

El sentido común nos dice ahora que estamos destruyendo el planeta, sin embargo, no se llevan a cabo acciones por los grandes tomadores de decisiones para evitar seguir causando este daño irreversible. El sentido común se enfrenta en estos casos contra la intencionalidad, la negligencia o simplemente la ignorancia.

 

Ahora bien, allende los intereses económicos privados y públicos, podría decirse de que no existe la suficiente tecnología disponible para cambiar toda nuestra economía global para poder finalizar la transición hacia las energías renovables. Pudiera ser el caso de que no hemos logrado desarrollar todavía aquella tecnología salvadora que haga que podamos seguir consumiendo tantos recursos energéticos como lo hemos hecho hasta ahora, y podamos continuar viviendo en este planeta indefinidamente.

 

El problema es que este punto de confianza en nuestras capacidades técnicas es debatible y es mucho más complejo de lo que parece. ¿Debemos confiar en que en un futuro próximo desarrollemos la tecnología adecuada para dejar de seguir calentando el planeta al quemar los hidrocarburos, y por ahora seguir nuestro comportamiento despreocupado? 

 

Escrito por Roberto Carvallo Escobar

 

Tw. @rob_carvallo

 

Director de Terraética y orgulloso creador de Resiliente Magazine