Eran ya algunas noches en las que había pensado hacerlo. Lo tenía en mente pero no lo hacía. Fue entonces cuando una mañana me desperté con esa sensación, con esas ganas de salir muy temprano de mi casa y dar un recorrido por las afueras mi pueblo. Tomé mis cosas, me aliste y me decidí a vivir la aventura.
En el transcurso me encontré muy pocas personas y entre esas pocas personas había una. Una que tal vez apareció por azares del destino o por pura casualidad. Entre las cosas que platicamos, hablaba sobre mis ideas, sobre el cambio que se estaba logrando en la comunidad, y de pronto surgieron unas series de interrogantes que me dejaron sin palabras: «y, ¿cómo le haces para no rendirte y seguir de pie?, ¿cómo es que a pesar de que la gente hable de ti sigues ahí en la lucha? Si yo fuera tú ya hubiera buscado otro camino», dijo.
La respuesta pudo haber sido larga pero no había mucho tiempo. Lo primero es tener fe. Lo segundo es confiar en ti y lo tercero es nunca darte por vencido. Ve échale ganas, cuida lo que tienes y sé feliz con los tuyos.
Escrito por Omar López López
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