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De la Responsabilidad Personal a la Responsabilidad Social | Shikoba

En nuestras primeras entregas compartimos reflexiones en torno a la importancia de tener un propósito de vida, así como el impacto social que propicia el que tomemos libremente la decisión de adoptar una causa social.  Cuando el mundo fue entrando en esta primera gran crisis del Siglo XXI; la crisis sanitaria ocasionada por el Covid19, justo pensaba que era necesario compartir una reflexión en torno de la importancia de la Responsabilidad Social y su base inherente en la Responsabilidad Personal.

 

Iniciaba el año 2020, debatíamos en tono algo jocoso, si iniciaba o terminaba la segunda década del Siglo XXI. Poco enterados y mucho menos preparados estábamos para enfrentar la pandemia del Covid 19 y sus repercusiones en las distintas dimensiones de la vida; relacional, laboral, económica, por mencionar solo algunas, y sin embargo, es una paradoja, porque los temas que hoy nos “salvan” literalmente la vida, han estado puestos sobre la mesa desde hace varias décadas; soberanía alimentaria, seguridad social, autocuidado, ahorro, empatía, solidaridad global y cooperación internacional, transparencia corporativa y gubernamental, y sobre todo la responsabilidad personal.

 

En el caso de nuestro país, por ejemplo, es inaudito que exista un medio de comunicación capaz de exhortar a pasar por alto las indicaciones médicas, cuando es evidente los alcances que la mortandad de este virus ha tenido en países como Italia, España y Estados Unidos, siendo lamentablemente un ejemplo contrario a lo que se espera de una empresa socialmente responsable, pero no menos grave, que aquellos que hacen reuniones en su casa siendo negligentes ante el grave riesgo de contagio, o como ese otro lamentable caso del youtuber “Soy David Show”, quien incluso realizó una grabación de sus compras en un mercado público, pese a ser diagnosticado positivo de Covid19.

 

Diversos estudios nos previenen también de las secuelas pos-traumáticas que puede traer el período de encierro y cuarentena, y ni decir, el estrés que desde ya, viven millones de ciudadanos a nivel global por la pérdida de empleos y la escasa o nula seguridad social que sus países les proveen; es último un tema que ha puesto sobre la mesa la viabilidad de la renta básica, es decir, la probabilidad de que el Estado de dinero a una persona, por el simple hecho de ser ciudadana.

 

Por tanto, como puede observarse, este virus nos confronta de manera contundente, ante un hecho ya sabido; como habitantes de este planeta, somos corresponsables de lo que en el ocurre, a causa de nuestro estilo de vida, la huella ecológica que nuestro paso genera, así como por nuestras decisiones de consumo, en la manera en que tratamos a los otros y al medio ambiente,  e incluso, en la forma en que cuidamos de nosotros mismos y los nuestros.

 

La historia humana finalmente es la sucesión de hechos de diversa índole, muy pocos eventos históricos que se han escrito son del todo agradables, la narrativa del devenir humano, es más bien, una crónica del como colectivamente trascendemos las dificultades y nos transformamos con base en las decisiones tomadas para hacerlo, y aunque parezca que somos los mismos, realmente en los albores del siglo XXI, me parece que como nunca antes, tenemos instrumentos, herramientas y voluntad, para poder ser participes de un posible renacimiento como ciudadanos del mundo, una transformación de consciencia más que emergente que dé respuesta a los años de explotación rapaz de los recursos del planeta, incluyendo el recurso humano, que ha generado un caldo de cultivo para múltiples catástrofes.

 

Escrito por Nubia Martínez

Directora Shikoba AC