Al tiempo de caminar por la vida, me encontré sentado en un aula magna esperando mi turno para hacerle una pregunta al autor cuyo libro era presentado en esos momentos. El lugar: un centro de estudios superiores de muy alto nivel; el motivo: la presentación del libro ante un público especializado en el tema; el ambiente: el interior de un núcleo académico de élite en continua y asidua preparación. Pocas veces he tenido la oportunidad de encontrarme en un lugar en donde conocimiento académico y experiencia operativa confluyen. Lo que presencié en este evento fue la exitosa conjunción de ambos elementos más un plus: el llamado y la asistencia de un público general –diverso en sus orígenes- interesado en el tema.
En toda sociedad e instituciones existen determinados núcleos cerrados en donde el acceso esta restringido a rangos, adiestramiento e incluso experiencia. La fortaleza de tales núcleos esta en el saber especializado –junto con la historia y tradición- que se gesta al interior de ellos. Por otra parte la debilidad de esos mismo núcleos se encuentra en el aislamiento frente a nuevas ideas, elementos e incluso realidades. Desde hace mucho entendí que la academia o bien el llamado «mundo académico» es una excelente puerta de entrada para nutrir y difundir casi cualquier núcleo institucional con el fin de generar espacios de mutuos de debate, de cooperación e incluso de entendimiento.
La palestra clásica era un lugar de práctica y de lucha física, actualmente la palestra es un lugar en donde las ideas, argumentos y tesis son puestos en confrontación a fin de llegar a conclusiones ricas en tanto racionalmente válidas. Estos eventos son palestras encaminadas a ejercitar y obtener lo mejor de nuestras capacidades intelectuales. Y bueno, generalmente los ágapes que cierran tales eventos permiten usar espacios formales para charlar informalmente de temas que van desde enterarse de la formación profesional de quien uno acaba de conocer hasta tratar temas como la seguridad nacional y las opciones que México tiene ante un vecino tan sui generis como el que le espera por los próximos cuatro años. Celebro profundamente estas oportunidades de compartir y difundir el conocimiento que se brindan en entornos de la calidad del CESNAV.
Escrito por Erick Aguilar
Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido
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