El museo de Guggenheim de Nueva York es uno de los edificios más revolucionarios del siglo XX. Su enorme rampa en espiral cerrada rompió con todos las expectativas de diseños museísticos hasta la fecha.

El museo fué diseñado por el arquitecto Frank Lloyd Wright para albergar la colección de arte moderno de la fundación Salomon R.  Guggenheim.  En 1943 Guggenheim, fundó el museo de pintura no figurativa,  pero decidió construir un edificio que albergará su colección de forma permanente. La baronesa Hilla von Rebay, que también era su asesora, eligió al arquitecto, ella acudió a Wright, que ya era famoso por varias construcciones vanguardistas. En 1951, la fundación compró un inmenso solar en la Quinta Avenida de Nueva York, entre las calles 88 y 89. El Museo se terminó en 1959, aunque en 1991 se le añadió una torre de 10 plantas para albergar las nuevas incorporaciones a la colección.

En el Museo Guggenheim, Wright fusionó la geometría de la arquitectura moderna con formas orgánicas procedentes de la naturaleza. Se ha comparado el edificio con la concha de un nautilo y con un zigurat un templo cuyas escaleras ascendía en espiral, (típico de Mesopotamia) invertido. La rampa en espiral de cemento que envuelve un enorme atrio de 27 metros de altura dominada el interior del museo y es la zona de exposición principal, también cuenta con galerías separadas que surgen del pasillo principal. La luz del sol se filtra a través del techo de cristal. Lo normal es que los visitantes suben en ascensor hasta la última planta y vayan contemplando las obras a medida que van descendiendo.

El museo abrió sus puertas en 1959, y a pesar de ser criticado por diversas situaciones como dañar la vista, ó que estuviera obscuro a pesar de la bóveda de cristal, sigue siendo uno de los lugares turísticos por excelencia de Nueva York. También se cuenta con museos en Venecia, Bilbao, y Abu Dabi, pero eso es otra historia…