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El yo, el otro y el Gigante Pixki Ollin

Actualmente vivimos con estilos de vida y tiempos tan medidos que, desafortunadamente, nuestro recorrido urbano nubla el resto de la ciudad con indiferencia, la cual tiende a manifestarse en un distanciamiento social. El proceso dialéctico de El Gigante Pixki Ollin propicia, en cambio, un paso resolutivo hacia el reconocimiento del otro. Es decir, más allá de la rutina y del propio mundillo imaginario de cada habitante, con El Gigante se sabrán parte de una figura que los define, la cual al mismo tiempo es definida por las manos de estos habitantes.

El Gigante será una escultura con espíritu de miles de formas que la harán única, pura y densa. La intuición artística se fundirá con la vena creadora de los escultores, y así mismo con las venas de la ciudad, sin rupturas posibles. Hallazgo expresivo que no siempre acertamos a reflejar con palabras. El Gigante se forjará en el arrebato de la inspiración y no por el imperativo de la obediencia, sino por un profundo deseo de comunicar. Su particular creación en diferentes locaciones nutrirá sus elementos temporales y espaciales, contando con tantas fechas y nombres que dan fuerza a esta pieza de arte; la cual, al integrarse en una unidad, funde estos personajes principales en un todo, en un símbolo, en El Gigante Pixki Ollin. La fusión y conjugación del arte y la ciudad, lo estético y lo anecdótico, hacen de esta escultura una obra singular dentro de lo urbano y lo cultural: los habitantes viviendo y moldeando su entorno.

No sólo es una obra que dejará huella histórica sino que posee una intención didáctica. Sólo así cobra sentido estructural válido el símbolo de unión que pretende ser El Gigante. La población es la musa que inspira esta obra, además de un elemento básico como fuente creadora. Es una obra de estructura ambivalente, mezcla de innovación y vanguardia artística, así como de tratado espiritual, de historia y enseñanza, a través de la cual los habitantes observan y se reconocen así mismos en el reflejo de quienes viven en su misma región. En el fondo, lo que define a esta escultura monumental es el carácter de fundición entre el objeto creado como materia independiente y las personas que lo crean, de tal manera que la motivación social y humana de esta actitud hagan de la escultura algo más que un bien postizo y que los habitantes  la posean en sí mismos y no la adquieran sólo para ornato.

Mtra. Andrea Cortés

Editado por Resilientemagazine.com