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La importancia del propósito | Shikoba

En nuestra primera entrega del año, abordamos la importancia de ejercer nuestra libertad y su relación con la búsqueda natural de sentido en la vida, y como el impacto social es resultado de esas acciones individuales, ejercidas hacia el bienestar colectivo.

 

En está ocasión queremos compartir estas líneas acerca del propósito, pues la libertad va ligada totalmente a nuestro propósito de vida, a veces también llamada vocación, buscar qué sentido tiene nuestro paso por el por el mundo, y actuar en consecuencia. Los agentes de cambio, han decidido que soñar alternativas para dejar el mundo mejor que como lo encontraron, es un objetivo, una meta que vale la pena, que siempre valdrá el esfuerzo.

 

El diccionario nos indica que el propósito es: 1) La determinación firme de hacer algo; 2) Objetivo que se pretende alcanzar. La cultura en que nos desarrollamos, tiene un papel fundamental en el sentido de nuestro imaginario y referentes, es decir, lo que anhelamos, lo que soñamos alcanzar, lo que consideramos digno y deseable.

 

Nuestro contexto social por desfortuna, privilegia en cierto sentido, la aceptación de cánones de vida que no abonan a nuestra libertad y por tanto a nuestra satisfacción y autorrealización personal, por tanto, aunque parezca terrible, la mayoría de los seres humanos vivimos sin un propósito real, otros muchos en la inmediatez de la sobrevivencia y otras tantos ni siquiera se realizan este tipo de cuestionamientos.

 

Al nacer, somos adoctrinados sobre una receta básica: nacer, crecer, reproducirse y morir. Bajo lo anterior, podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que muchas personas han muerto anímicamente mucho antes de hacerlo en forma física. La depresión, es considerada la enfermedad del presente siglo, ¿cómo no perder la energía y el entusiasmo, si se vive una existencia sin propósito? El filósofo Nietzsche escribió, “quien tiene por qué vivir, siempre encontrará el cómo”.

 

Un día cualquiera, en la vida de una persona “común” (llamaremos así a quien se ha conformado con la receta social impuesta) despierta para vivir un esquema de vida que no le inspira, sin embargo, se encuentran también personas que se levantan con la intención y firme propósito de pese a todo vivir. Podríamos poner como una hermosa síntesis de ello, la frase de Martín Luther King: “si supiera que el mundo termina mañana, yo aún plantaría hoy un árbol”.

 

Como socia fundadora y directora de Shikoba, es cada día ese sentir el que nos da ánimo más allá de las contingencias y adversidades de la vida diaria, es ese el espíritu con el que construimos nuestra vida colectiva y comunitaria, la esencia con que artesanalmente diseñamos y piloteamos nuestras acciones, con la certeza además de no ser los únicos, somos muchos hacedores de cambios, soñadores, inconformes, pacificadores, agentes de cambio, sigamos pues andando y encontrando mundos, senderos, horizontes posibles.

 

Escrito por Nubia Martínez

Directora Shikoba AC