La diferenciación en las prendas de vestir en géneros femenino y masculino, en varias ocasiones, es clara por la estructura que comprende cada cual. Estas prendas además de seguir medidas estandarizadas de acuerdo a un cierto número de individuos que biológicamente poseen ciertas características anatómicas, tienen rasgos que culturalmente se les han brindado. Sin embargo, las texturas, gráficos, materiales, cortes y colores que hace años pertenecían a un determinado género, hoy en día ya no tienen una división tan clara.
Es entonces que esto quizás atiende a un público que pide la liberación del género de estereotipos y rasgos, pues simplemente no los posee, ya que se encuentra marcado por constructos sociales. De aquí parten las prendas andróginas, dentro de la cultura occidental.
Del término andrógino que proviene del griego andrós (varón) y gynē (mujer). Estas rompen la barrera establecida por adjetivos y cualidades brindadas socialmente. Prendas que muestran belleza por su simplicidad pero que no definen a quien las porta con construcciones. Liberándolas así de estas marcas sociales hacia una no diferenciación por género. Demostrando que este no necesita adoptar normas en el ámbito de la moda.
Polo Vega – Diseñador de Modas.
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Editado por Resilientemagazine.com