En el artículo de hoy vamos a recordar cómo éramos de niños. A pesar de un número de diferencias cualitativas, sigo siendo el mismo individuo que entonces, es decir, el yo infantil y el yo adulto son los mismos. El problema que presenta la identidad personal es: ¿bajo qué condiciones un individuo es la misma persona en un momento determinado y sigue siéndolo en otro? En otras palabras, ¿qué tipo de cambios puede sufrir una persona sin dejar de ser la misma?
Una de las respuestas posibles es que una persona no es más que un organismo humano y, por lo tanto, siempre será la misma persona. Pero imaginemos lo siguiente: un científico le propone extirpar el cerebro a una persona y colocarlo dentro de su propia cabeza (la del científico) y al mismo tiempo colocará su cerebro dentro de la cabeza de la persona. Luego, uno de los dos será torturado pero antes de iniciar la operación le dan a elegir a la persona, basándose únicamente en su propio interés: ¿a quién prefiere que torturen? ¿A la persona que tiene su cuerpo o la persona que tiene tu cerebro?
Si esta persona cree no ser más que un organismo, tras esta operación considerará que seguirá siendo el mismo individuo. Después de todo, su cerebro no es más que un órgano y el organismo el conjunto no dejaría de existir por sufrir un trasplante de órganos, lo mismo que sucede con un transplante de corazón o uno de hígado. Sin embargo, si elige que torturaran al cuerpo en donde está el cerebro del científico, entonces estaría asumiendo implícitamente que la identidad personal no es solamente un organismo sino que su identidad proviene de algún otro lugar.
Este experimento es importante porque tiene doble filo. En primer lugar muestra que la naturaleza de la identidad a lo largo del tiempo no está clara. Y en segundo lugar, el tema de la identidad personal está estrechamente ligado con el del propio ser; es decir, qué es lo que nos preocupa exactamente cuando decimos que no estamos actuando nuestro propio interés. El experimento anterior sugiere que el propio interés está más relacionado con nuestra preocupación por nuestras experiencias y recuerdos que por nuestros cuerpos. ¿Es la identidad un tema de recuerdos?
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Escrito por Norma Díaz
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