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Lo que NO comemos contribuye al cambio climático

Seguramente has escuchado que estamos atravesando una crisis climática y sabes que hay que tomar medidas YA.

 

En este artículo se hablará sobre un sector encargado de emitir el 25% de los gases de efecto invernadero y cómo reducir tu impacto ambiental.  Este sector es el de la alimentación.

 

Dentro de la industria hay actividades que no son reguladas como la sobreexplotación de recursos, mal manejo de la tierra, sobreproducción, deforestación, y que contribuyen a que el sector tenga impacto negativo, pero hoy te platicaré sobre lo que NO se come.

 

¿Sabías que el 30% de nuestros alimentos están siendo literalmente tirados a la basura en la pérdida y desperdicio de alimentos?

 

La pérdida de alimentos se da en todo el proceso posterior a llegar al consumidor final, es decir, en la distribución y venta al mayoreo. En la distribución se pueden llegar a perder por un mal manejo en el almacenamiento o no conservarse en temperaturas adecuadas.

 

Incluso en la comida hay estereotipos estéticos, pues muchos de los alimentos son tirados por verse así:

Y no así:

 

tomate rojo sobre superficie de hormigón gris

 

 

Por otro lado, el desperdicio se da en los centros de distribución y en centros urbanos. Es decir, en las instalaciones, como supermercados, en donde compramos el alimento, restaurantes y nuestros mismos hogares.

Esta problemática representa el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

 

Eso es como si estuviéramos tirando el 30% del dinero, igual que los recursos que se utilizan para llegar al producto final como las inmensas cantidades de agua que se requieren para crecer el alimento o toda la energía necesaria para transformarlos y trasladarlos, o es como si emitiéramos estos gases sin propósito alguno.

 

Pequeños cambios de hábitos en nuestra vida diaria pueden hacer una gran diferencia para contrarrestar esta problemática:

– Evitar el consumismo: haz una lista de lo que se comerá en casa y compra sólo lo necesario, así evitarás que la comida se desperdicie.

– Sé consciente de a quién se lo compras, investiga sus prácticas y políticas ambientales.

– Compra local: se apoya al comercio local y pequeños productores, se disminuye la huella de carbono cuando los productos se producen a menor distancia del consumidor y se evitan empaques innecesarios.

– Haz composta con tus residuos orgánicos, así garantizas una correcta gestión de los residuos y obtienes tierra fértil para jardines.

 

¿Estás listo para cambiar al mundo?

 

Escrito por: Michelle Servín, consultora en Responsabilidad Social y Sustentabilidad.