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El futuro de la comunicación de la ciencia: más allá de los datos

Cuando los científicos hablan de comunicar la ciencia, casi siempre siguen un modelo: exponen los datos que sean necesarios para que la población tome una decisión informada. Sobre esto mismo se deduce entonces que, si el público no entiende o no apoya la ciencia aún después de haberle presentado los datos, es porque son ignorantes o los medios de comunicación cometieron errores al transmitir el mensaje.

 

A esto se le conoce como el modelo de déficit, ya que se supone que la falta de interés en temas científicos es porque hay un “hueco” de información que debe ser llenado. Aunque es el método más común de comunicar la ciencia, no significa que sea el más efectivo.

 

Los que estudian la comunicación de la ciencia cada vez son más conscientes de los diferentes factores que afectan nuestra percepción de los temas científicos. Nuestras creencias religiosas, políticas y sociales tienen una influencia más fuerte en la toma de decisiones, incluso más que nuestro conocimiento objetivo sobre un tema.

 

Si se sigue pensando que la ignorancia es la única culpable de la falta de interés del público lo único que producirá es un tono condescendiente de los científicos hacia la población y por ende, una aversión de la gente hacia los temas de ciencia.

 

Se debe de considerar trabajar con una mayor diversidad de marcos de referencia para comunicar la ciencia; marcos que surjan de los contextos sociales, intereses, miedos y gustos de los públicos hacia los que van dirigidos. Empezar a abrir mesas de diálogos accesibles para estimular un intercambio entre los diferentes sectores de la población con los científicos.

 

Tampoco hay que olvidar la importancia del surgimiento de los medios manejados por el usuario. Con el alza de noticias y contenidos generados en blogs o páginas de redes sociales (como Facebook o Twitter) las opciones de consumo para el público se han diversificado. Esto puede ser un arma de doble filo: una ventaja si se utilizan para diversificar los medios de comunicación por donde transmitir la ciencia; o una desventaja, dado que ahora se tiene que competir por la cada vez más escasa atención de los usuarios.

 

Comunicar la ciencia no sólo es cuestión de datos duros e ignorancia. Es un proceso que debe de involucrar la participación activa de la población, con el fin de entender el origen de sus formas de pensar y expresarse. Sólo así se podrá presentar a la ciencia como una forma más de conocer la vida.

 

Escrito por la Bióloga Nathalie Cristina Sánchez Esparza