La primavera ha llegado y con ella los días calurosos. Las vacaciones de Semana Santa se encuentran a la vuelta de la esquina y con ello miles de familias harán planes para salir a los balnearios, a la playa o simplemente a disfrutar de actividades al aire libre. La recomendación año tras año es la misma: utilizar bloqueador solar. A muchas personas no les gusta, a otras les es indiferente pero lo cierto es que este producto es indispensable a la hora de exponerse a la radiación solar. Afortunadamente su uso está cada vez más difundido y la variedad de productos que ofrecen protección contra los rayos del Sol no deja de crecer. Sin embargo, aún hoy en día la gran mayoría de nosotros desconocemos aspectos básicos acerca de esta crema. ¿De qué nos protege exactamente? ¿Cuándo, cómo y con qué frecuencia se debe aplicar? Las respuestas a estas dos preguntas se presentan a continuación.
El Sol: benéfico y dañino a la vez
La vida en la Tierra no sería posible sin la radiación que llega desde nuestra estrella más cercana: el Sol. La luz que emite este astro es la fuente de energía fundamental de nuestro planeta. Gracias a él son posibles fenómenos tan cotidianos como la fotosíntesis, el ciclo hidrológico, las corrientes de aire e incluso el arco iris en días lluviosos. Toda la energía del Sol viaja a través de un mecanismo de propagación que los científicos conocen como ondas electromagnéticas. Dichas ondas difieren mucho en la cantidad de energía que transportan. Las de baja energía no nos afectan y convivimos con ellas a diario. Sin embargo, las de alta energía pueden dañar a nuestro organismo y causarnos mutaciones genéticas.
Afortunadamente, la atmósfera de nuestro planeta tiene muchos filtros de defensa contra estas ondas. El último de ellos es la capa de ozono, una franja extensa de moléculas que repele los peligrosos rayos ultravioleta (UV). Éstos últimos a su vez se dividen según su intensidad en UVA, UVB y UVC. Los rayos UVA son los de menor energía, mientras que los UVC son los de mayor energía. La capa de ozono prácticamente nulifica la entrada de UVC a la tropósfera (capa de la Tierra donde vivimos), mientras que repele el 95% de los UVB y tan sólo el 5% de los UVA. Los rayos UVB son mucho más peligrosos para nuestra piel que los UVA, sin embargo, éstos últimos son mucho más abundantes. Los científicos han descubierto entonces que debemos protegernos tanto de UVA (por la cantidad que nos llegan) como de UVB (por su peligrosidad).
Uso correcto del bloqueador solar y buenas prácticas
A diferencia de la creencia popular, el uso del filtro solar no debe limitarse a aquellos días calurosos donde utilizamos traje de baño. Según la Asociación Americana de Dermatología, la crema solar debe aplicarse estando al aire libre. ¡Incluso en días nublados! Otra consideración importante es colocarse la crema en todo el cuerpo y en una cantidad suficiente. Esta misma institución sugiere alrededor de 30g en una persona adulta. También, se recomienda aplicar la crema cada dos horas, después de nadar o de haber sudado. Por último, se debe desechar el producto si su fecha de caducidad se ha vencido, si ha cambiado de consistencia o si es muy viejo.
La elección de nuestro filtro solar es muy importante. Si deseamos un producto que verdaderamente sirva para nuestra piel debemos procurar que en la etiqueta declare protección contra UVA y UVB, además de presentar un Factor de Protección Solar (FPS) igual o superior a 30. Si vamos a realizar actividades acuáticas entonces el producto también deberá ser resistente al agua. Dos recomendaciones adicionales para ser responsables con el medio ambiente son desechar el producto ya caducado (aproximadamente 3 años después de que se abrió) en contenedores especiales y por último optar por bloqueadores que declaren ser amigables con el medio ambiente, puesto que algunos de ellos todavía contienen oxibenzona y otros productos que contaminan gravemente el agua y dañan a los ecosistemas marinos, en especial a los arrecifes de coral.
Escrito por Fernando Sauri,
Ingeniero ambiental en proceso de formación y apasionado por la naturaleza.
Correo: fjsauri@outlook.com