Home / Viajero  / Desde la Facultad de Coapa, viajero

Desde la Facultad de Coapa, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré percatándome de que hoy viernes 18 de septiembre se publican los resultados de aquellos jóvenes que recientemente hicieron su examen para ingresar a alguna institución de educación media superior. Hoy muchos destinos serán sellados.

 

Recuerdo que hace varios años, el examen que me aplicaron para entrar a la Escuela Nacional Preparatoria tuvo lugar en el colegio Madrid al sur de la Ciudad de México. En ese entonces no me quedaba claro lo decisivo ni lo trascendente de dicho resultado. Aun recuerdo que revisé mi resultado en la madrugada, mi abuelo, mi madre y yo fuimos felices cuando mis 110 aciertos me valieron para ocupar un lugar en la Prepa 6. Después de la trasnochada que me valió la espera de los resultados, al día siguiente llegué desvelado –pero sonriente- a mi clase de inglés de las 7 am. Ya formaba parte de la gran familia puma.

 

Fue hasta que tuve que presentar otro examen –de cambio de carrera- que dimensioné realmente la dificultad –y fortuna- de entrar a una institución como lo es la Universidad Nacional Autónoma de México. A partir del 2005 cada año pongo atención y me atemorizo con el número de aspirantes y el número de jóvenes que nuestra máxima casa de estudios acepta. Admito que cada que a un joven cercano a mi le toca hacer su examen de ingreso siento un nerviosismo directamente proporcional al cariño que le tenga. Recuerdo la cara de tristeza de varios amigos que no alcanzaron un puntaje suficiente, la faz siempre es muy particular y no necesita lágrimas para evidenciar la tristeza/decepción y frustración. Por otra parte, el brillo de aquellos que logran un lugar me parece la expresión máxima de la espontánea alegría e inocencia.

 

Las incontables historias de los que entran a su primera opción y de los que no lo logran secuestrarán en estos días el tema de conversación de varias familias. Habrá quienes lloren por no entrar en su primera opción sin percatarse de la verdadera tristeza de aquellos que no obtuvieron un solo lugar. Habrá quienes tengan la alegría de haber triunfado al primer intento y quienes tengan que perseverar por un año más. Habrá quienes estén en el umbral de una nueva y prometedora etapa de su vida y quienes por última vez intentaron sin éxito seguir un camino académico. A todos ellos les dedico estás líneas, pero en especial se las dedico a la que de ahora en adelante será mi puma, tu puma, nuestra puma. Felicidades Samanta.

 

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido
Linked in