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Desde la Galería Daliana, viajero

Al tiempo de caminar por la vida, me encontré en la Galería Daliana. La obra de Salvador Dalí no necesita presentación. La vida de este hombre, sus conflictos con el padre, la fuerte influencia de la religión en su vida y su veneración hacía el dinero y hacia su mujer Gala son legendarios. En ésta ocasión, al poniente de la ciudad, en la ya mencionada galería, se encuentran exhibidas distintas piezas originales y pertenecientes a diversas series –Casanova, Tarot, Del Cosmos, etc.- así mismo se encuentran no sólo pinturas, sino también litografías, esculturas y hasta las medallas que realizó a encargo del Comité Olímpico Internacional para las olimpiadas de 1984.

 

Personalmente, la obra de Dalí siempre me ha parecido un reto no sólo por su construcción sino por la identificación de sus muy constantes referentes: cuernos de rinoceronte, cruces, mujeres, alegorías hagiográficas, moscas, desiertos, ángeles y ese punto de fuga tan característico en sus lienzos. Si bien la aburrida pero no por eso menos importante pregunta ¿Qué quiso decir el autor? siempre acarrea respuestas incompletas e inseguras, en lo que siempre hay certeza es en el disfrute que generan tanto en doctos y legos esas pinceladas, esas formas y esos sueños etéreos a los que el autoproclamado divino Dalí convirtió en objetos reales, existentes.

 

El ácido y soberbio genio daliano incluso encontró tiempo para redactar las llamadas “Reglas para el que desee ser pintor” las transcribo a continuación:

 

Pintor, mejor es ser rico que pobre; por lo tanto, aprende a hacer salir oro y piedras preciosas de tu pincel

Que no te asuste la perfección: ¡Nunca la alcanzarás!

Empieza por aprender a dibujar y a pintar como los viejos maestros. Después, todos te respetarán.

Si tú eres uno de esos que creen que el arte moderno ha superado a Vermeer y Rafael, olvídalo precisamente porque te encuentras muy a gusto con tu bendita idiotez.

¡Basta de obras maestras ociosas!

Pintor, no bebas alcohol y masca haschish sólo cinco veces en tu vida.

 Si la pintura no te quiere, todo tu amor por ella será inútil

Pintor ¡Pinta!

 

La oportunidad de ver más de 100 obras originales del Divino en un mismo sitio hace que el tiempo vuele -o bien gotee- inadvertidamente por lo que sugiero ir con el calzado más cómodo posible así como llevar un smartphone con la aplicación de realidad aumentada previamente descargada a fin de asombrarse con lo nunca antes visto en las surreales obras del gran Dalí.  Al final de la exposición, uno podrá convencerse o bien reafirmar aquella frase que en su momento pronunció Dalí y que escandalizó al círculo de los artistas surrealistas de la época:

 

“El surrealismo soy yo”

 

Escrito por Erick Aguilar

Aprendiz de ser humano, viajero en capacitación, bibliófilo consumado y sociólogo consumido

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